La estética en el tango
Por Nicolás Bottega
Hay mucho que se puede decir acerca de aquello que debe tener algo para ser bello. No propongo un debate filosófico, ni tampoco expondré la historia de este debate de larga data. Para simplificar, expondré mi punto de vista resumido acerca de la estética, esa palabra que para mi refiere a la búsqueda de la belleza. A mi modo de ver, la apreciación de belleza para el humano se alimenta desde tres vertientes: una intrínseca del objeto, una que depende de la historia personal del sujeto y una social.
La belleza intrínseca
El factor que es intrínseco al objeto en sí, tiene que ver con las proporciones. Al parecer nacemos con una capacidad innata para detectar una distribución en el espacio eficiente, un buen manejo de las proporciones, a lo cual inconscientemente caracterizamos como “bello”. Es aquella belleza que popularizó Da Vinci, ejemplificándola con el Hombre de Vitruvio, y que se basa en la proporción áurea, que fue descripta por primera vez por Euclides.
La posibilidad de captar esta proporción no es una capacidad que solo posea el hombre, por el contrario, se ha detectado en numerosas especies animales, y dicha proporción se encuentra a través de toda la naturaleza, e incluso del universo.
Proporción aúrea belleza (corto) Proporción aúrea universo (Largo)
La historia personal del sujeto
Aquello que durante nuestra historia personal nos marcó, también juega un rol en nuestra apreciación de lo que consideraremos bello. Por ejemplo, tal vez sabremos apreciar mejor la poética belleza de una fina lluvia de invierno, si nos criamos en Gran Bretaña donde son tan comunes, o al revés, tal vez las odiemos por ese mismo motivo. Esto es solo un ejemplo de cómo puede afectar nuestro juicio acerca de la belleza, las experiencias pasadas de la vida. Por último, también jugarán un rol muy importante aquellos ideales de belleza que, por identificación, tomamos de nuestros padres.
El factor social
Pero también existe un factor social que juega un rol a la hora de percibir la belleza. Personalmente lo pienso a partir de los modelos que imponen los machos y hembras alfas, que generan ideales para el resto de los individuos de un entorno social. En nuestra sociedad actual, los machos y hembras alfa son los actores de cine y televisión, músicos, deportistas, etc. Tomamos de ellos los modos de vestirnos, de peinarnos, maquillarnos, incluso de hablar y relacionarnos. Se convierten en nuestros ideales de belleza. Esto pensado en un ámbito “macrosocial”, pero también existen personalidades alfa en entornos “microsociales”, como por ejemplo en un ambiente laboral, en una escuela, y por supuesto, en un ambiente tanguero.
Estos son los tres factores, que a grandes rasgos, interpreto que juegan un rol fundamental en la apreciación de la belleza.
La belleza en el tango
¿Pero cómo afecta esto a la belleza en el baile de tango? Bueno, por un lado, es claro el factor social a la hora de juzgar la belleza de una pareja en sus movimientos. Es decir, lo que el medio social donde cada uno desarrolla su tango, le indique que es lo que se debe considerar como bello y qué no, impulsado en principio por los “tangueros alfa”. También es fácil de entender como la historia personal puede afectar nuestro juicio en cuanto a lo bello. Pero por otro lado creo que también existe una concepción instintiva de aquello que consideramos bello en el baile de tango. A mi modo de ver, esto tiene que ver con la eficiencia en el movimiento, eficiencia que como habíamos marcado antes también está relacionada a una buena proporción, y por lo tanto a la belleza. Por ejemplo, a la hora de ver correr, saltar, caminar o realizar cualquier movimiento a una persona, podemos distinguir cuando sus movimientos son armoniosos, es decir, eficientes, lo cual nos resulta agradable.
Conclusión
De este modo, se puede alcanzar un ideal de belleza en el baile del tango, apuntando a lograr eficiencia en el movimiento, eficiencia que está relacionada con la naturalidad, con la armonía, con la buena proporción, por lo tanto, con la belleza.
Pero además de la belleza del movimiento en una pareja de tango, considero que hay factores aún más importantes para que su arte sea más significativo, aún más bello, y es lo que tiene que ver con la expresividad, con lo emocional. La Mona Lisa, por ejemplo, no es sólo una buena ejecución técnica, sino que es también lo que nos genera su sonrisa, algo difícil de explicar, que tiene que ver con la capacidad de expresión de Da Vinci. Asimismo una pareja de baile, debe lograr también movilizar emocionalmente a su público a partir de la expresión de sus propias emociones, que tienen como estímulo común la música que escuchan. Esto va más allá de la belleza en el movimiento, y es, a mi modo de ver, mucho más importante.