La importancia de los pies
By Nicolás Bottega
Estar de pie no es lo mismo que estar bien parado. La diferencia entre la calidad de movimiento que se logra al pararse correctamente, hace en gran parte a la diferencia entre un bailarín de tango profesional y uno amateur. Esta diferencia reside principalmente en el uso que le damos a los pies. Generalmente damos por sentado que estamos usando los pies en nuestro movimiento, pero bailar tango exige el máximo de ellos, y por eso es importante entender qué significa realmente usar los pies. Voy a tratar de explicar la importancia de los pies al abordar lo que considero más importante, dejando algunas cosas para otra ocasión.
Bomba de agua
Estar bien parado requiere que usemos los pies para “empujar” el piso hacia abajo, y crecer a partir de ese empuje. Me gusta pensar en la siguiente analogía para entender este empuje: Presionar la manija de una bomba de agua manual hace subir agua desde el pozo. De la misma manera, empujar la tierra con los pies debe sentirse como si el agua subiera a través del cuerpo llegando hasta la cabeza y los brazos.
Organizar el cuerpo desde la bomba de agua
Esa “agua” que pasa a través de nuestro cuerpo es lo que nos permite alinear nuestro cuerpo y construir el abrazo. Cuando ese empuje no es lo suficientemente claro, aparecen las tensiones y los desalineamientos.
Toda tensión es una compensación de algo que no está funcionando como debería, y la mayoría de las veces, se debe a un mal uso de los pies. Por ejemplo, si la cabeza está tensa hacia adelante, seguramente se debe a que “el agua” no llega con “presión” para levantarla y alinearla. Lo mismo sucede con los brazos en el abrazo.
Además, para poder “bombear” el agua, es necesario poner los pies en el lugar más adecuado para poder empujar el piso. Esta es una herramienta clave para saber en todo momento dónde ubicar los pies para ambos roles.
“Bombear el agua” con el borde de los pies
Para tomar un paso en cualquier dirección, el pie funciona como un rodillo que “amasa” el piso empujándolo y así haciendo “subir el agua”. En este “rolar” del pie en el piso, es importante aprovechar el pie en toda su superficie, lo que nos puede dar mayor control en el movimiento y aumentar la calidad del mismo.
Por ejemplo, si caminamos hacia adelante, es muy importante que se utilicen los dedos del pie hasta último momento. Pero lo mismo se aplica para un paso hacia el costado o hacia atrás: es imprescindible sentir que se empuja con todo el pie, incluso con los bordes.
Pero también es importante empujar el piso no sólo para “ir” al paso, sino también para “llegar”. El borde del pie es lo primero que hace contacto con el piso al “llegar” al paso. Para controlar esta llegada y no colapsar la energía al pisar, se debe empujar el piso con el borde del pie tan pronto como sea posible. Por supuesto es muy importante respetar el timing natural de la pisada y no llegar al punto de pisar “por fuera de nuestro cuerpo”.
No siempre es necesario llegar a pisar con todo el pie. A veces se usan sólo los bordes de los pies, y eso debería ser suficiente para poder empujar la tierra y “bombear el agua”. Pensar en el borde de los pies puede parecer un detalle menor, pero modifica significativamente la calidad del baile.
La bomba de agua y la marca
Así como este flujo de “agua” organiza nuestro cuerpo, también es muy importante para realizar cualquier tipo de marca. El ejemplo más claro lo podemos encontrar en los pívots. El conductor debe entender cómo moverse alrededor del conducido para generar un pívot, pero para imprimir calidad al movimiento, debe poder realizar el mismo a partir del empuje del piso. En cualquier arte marcial o boxeo, un golpe no nace en el brazo, sino que nace del empuje del piso y termina en el brazo. De la misma manera, en la marca de un pivot (o de cualquier otro movimiento) lo primordial es lo que sucede en el empuje de los pies con el piso, desde donde conecta y proyecta al torso y los brazos.
Los talones
Siguiendo la analogía de la bomba de agua, el empuje de los talones es lo que corrige la posición de los isquiones, e “irriga” la línea de la espalda dándonos presencia en la misma, y alinea la cabeza. Un correcto uso de este empuje es vital para el correcto funcionamiento del cuerpo en ambos roles.
Los talones y la caminata
Cuando el conductor camina hacia adelante, el motor de su movimiento es el pie de base que empuja el piso. Pero es especialmente desde el talón donde tiene que nacer este empuje para que la intención sea clara.
Por su lado el conducido en su marcha hacia atrás debe tener muy presente la actividad de sus propios talones. El talón de su pie de base es el encargado principal de canalizar el empuje del conductor hacia el paso controlando la proyección de la pierna libre.
Además, el talón de la pierna libre es muy importante para controlar la proyección de esa pierna. A diferencia de danza clásica, donde se proyecta la energía para estirar las piernas hacia la punta de los dedos del pie, en tango, la energía debe proyectarse hacia el talón, dejando los dedos relajados tomando una posición que les resulte natural. Esto no es exclusivo de la caminata sino de cualquier movimiento que se lleve a cabo, desde una apertura hasta un boleo.
Además, para controlar la pisada es muy importante sentir la conexión del talón de la pierna libre con la tierra. La sensación es que se puede “bombear el agua” con el talón aún antes de sentir el contacto físico con el piso. Esta conexión del talón con la tierra junto con el empuje del borde del pie (en este caso, los dedos) es lo que da control a la pisada. Llegar a pisar, es también empujar.
Como dijimos anteriormente, hay que pensar que se empuja con el pie y especialmente con los talones, tanto para “ir” como para “llegar”.
Los talones y el pivot
Los talones deben poder “bombear agua” incluso cuando no están tocando el piso. Este concepto es vital para mantener la organización del cuerpo cuando estamos realizando un pívot, donde el talón del pie de base no debe tocar el piso. Esto se aplica a cualquiera de los dos roles.
“La presión del agua” que sube a partir del empuje del talón alinea el eje de la misma manera que estiraría una manguera, acomodando todas las partes del cuerpo a su paso. Esta “presión” al acomodar la posición de la cadera, determina también la posición de la pierna libre que depende de la cadera.
De la misma manera, cualquier otro movimiento que se realice estando sobre una pierna, debe enfocarse en la fuerza del empuje del pie y del talón de base, y no del “dibujo” de la pierna libre, que es sólo consecuencia de lo que suceda en la pierna de base. El ejemplo más claro es el del boleo, donde la tentación es enfocarse en levantar la pierna, pero la calidad reside en enfocarse en empujar el piso.
La calidad de nuestro equilibrio depende de la alineación del eje y la conexión de la pierna de base con la tierra. Ambas se logran a partir de un correcto “bombeo de agua”.
El colapso de los talones
Colapsar el talón, significa perder la presencia y el empuje necesario para “hacer subir el agua”. La sensación es justamente esa, la de colapso de la energía, ya que el “agua” que sube gracias a ese empuje es la que organiza y conecta nuestro cuerpo. Un cuerpo no conectado internamente no puede conectarse a otro cuerpo de manera efectiva, por lo que la conexión entre los bailarines sufriría de gran manera. Colapsar los talones, es colapsar la calidad de movimiento y de conexión.
Así como un talón fuerte nos permite ordenar nuestro cuerpo, cuando el talón de base colapsa el cuerpo se desorganiza. Por ejemplo, cuando esto sucede, la pierna libre puede estirarse más allá de su límite. La sensación es la de estirar “por fuera de nuestro cuerpo”, justamente porque este extra de estiramiento produce una desconexión interna del cuerpo rompiendo su unicidad, como si la pierna se “dislocara” del resto del cuerpo.
Los tacos altos
Los tacos altos tienen una razón de ser especialmente histórico-cultural, que como digo en el ensayo “Tango, una danza a tierra”, ayudaron a moldear la evolución del baile.
Pero su rol práctico en el baile consiste en obligar a utilizar correctamente los talones. Si la energía de los talones colapsara como explicamos más arriba, sería muy difícil mantenerse en pie. Su otra función consiste en hacer que el peso del cuerpo se encuentre la mayoría del tiempo en la parte delantera de los pies, inclinando levemente el eje hacia adelante.
Es un error considerar que los tacos altos fuerzan a bailar en puntas de pie por numerosas razones, pero en especial porque el tango es una danza “a tierra”, por lo que empujar el piso es parte de su esencia histórico-cultural y por lo tanto de su evolución técnica. Es imposible empujar el piso en puntas de pie.
Los talones y la estética
Por último, el empuje de los talones genera una calidad estética superior. Sólo de observar cómo se para un bailarín profesional, se puede apreciar el contraste estético entre éste y un principiante. Pero esta diferencia estética se basa en una diferencia funcional muy importante, y lo estético es sólo el indicador que nos permite reconocerlo desde afuera. (Ver ensayo “La estética en el tango").
Bailar con los pies
Nuestra expresividad musical depende en gran parte de “cómo” nos movamos, y no de “qué” hagamos. Gracias a los cambios de calidades que le podamos imprimir a nuestro movimiento, se pueden expresar infinidad de emociones diferentes. Esto es lo que hace mágico al tango, aunque se trate de una “simple” caminata.
En este sentido, el trabajo de los pies puede darnos variantes que nos permitan imprimir diferentes calidades a nuestro movimiento y ganar distintas herramientas de expresión.
Impulsos
Tomar impulso significa empujar el piso como si fuera un resorte que primero debemos contraer. Para entenderlo mejor, imaginemos que saltamos desde el barro. En el momento de tomar impulso para saltar, nos hundiríamos unos cuantos centímetros dejando una gran huella. Diferentes impulsos nos pueden hacer “hundir en el barro” en mayor o menor medida.
De la misma manera, podemos pensar en diferentes maneras de “hundirnos” en el piso para tomar un paso de tango. Este momento de preparación para el paso en el que tomamos impulso es esencial. Cómo nuestro compañero/a se “hunde” en el piso cuando toma impulso para dar un paso es una gran fuente de información que nos permitirá conectarnos con la calidad de movimiento del otro.
Tono muscular
Poder cambiar nuestro tono muscular, es una herramienta importantísima para aumentar la capacidad expresiva y la calidad de movimiento del baile. El cambio en el tono muscular nace en el modo que empujamos el piso con los pies, desde donde se irradia a todo el cuerpo. Cambiar el tono muscular, es cambiar “la presión del agua” que sube a partir del empuje del piso.
Pensando al bailarín de manera similar a un resorte que se contrae y expande para tomar impulsos, el tono muscular podría compararse con el nivel de tensión de ese resorte.
Con un tono muscular alto, logramos lo mismo que con un resorte con una tensión alta: se necesita más fuerza para activarlo, pero la reacción es mucho mayor. Elevando el tono muscular, se pueden realizar movimientos con mucha más reacción y fuerza. Por el contrario, haciéndolo más ligero, se consigue mayor sutileza y dulzura.
Conectando ambas analogías, la “tensión del resorte” es lo mismo que la “presión del agua”. Esta presión/tensión puede ser más ligera o más fuerte, pero siempre debe estar presente e irradiándose a todo el cuerpo.
Vale aclarar que aquí entendemos la palabra tensión de un modo diferente a la tensión que bloquea el movimiento, a la que nos referimos más arriba como una compensación de algo que no funciona correctamente. Aquí nos referimos a tensión como un mínimo de activación necesario que permita que la energía no colapse y pueda circular dentro del cuerpo.
Conclusiones
El uso de los pies es mucho más complejo e importante de lo que parece a simple vista, y seguramente no los estamos usando tanto como deberíamos. Pararnos activamente empujando el piso sintiendo que “el agua” sube por nuestro cuerpo, utilizar más activamente los talones y los bordes del pie, todo esto nos posibilita elevar nuestra calidad de movimiento.
Por otro lado, el manejo del tono muscular y de los impulsos se regulan desde los pies, y son herramientas que enriquecen nuestra expresividad. El baile de tango nace en los pies, por eso son tan importantes y debemos estar más atentos a lo que pasa tanto con nuestros propios pies como con los de nuestra pareja.